miércoles, 10 de julio de 2013

En piel ajena

En piel ajena. Tana French

1 comentario:

CLUB DE LECTURA MACONDO dijo...

Las novelas policiacas mediocres o claramente malas pueden hacer películas buenas y hasta muy buenas. Uno puede verlas incluso en una película mediocre, pero leerlas es otra cosa.
Mi opinión de esta es muy negativa.
Por el título y el planteamiento inicial, podría abordar además de la trama, temas interesantes: las afinidades de la identidad ajena, la suplantación....Las cuestiones psicológicas o existenciales no sólo mejoran la intriga sino que pueden hacer que sea secundaria. Pero en esta novela no ocurre así. Desperdicia las posibilidades psicológicas, existenciales o incluso filosóficas de esos temas hilvanando cuatro tópicos y se queda en la mera intriga, que ya se había limitado a ser mero contexto, muy poco intrigante.
Ya es bastante malo que el planteamiento absorba un tercio de la novela: presentación del caso lentísima, proposición cínica pero apasionada del insólito plan de investigación, las consabidas resistencias de la protagonista y su novio que solo se encaminan a subrayar la originalidad y riesgos del plan de suplantación.
El núcleo de la novela es la investigación del crimen a través de la suplantación de la identidad de la víctima entre sus amigos de casa. Todo resulta estereotipado: jóvenes doctorandos en temas humanísticos, brillantez intelectual, caserón victoriano a rehabilitar, exaltación hasta lo sublime de la "comunión" entre los 4/5 amigos que también invade a la propia investigadora en su implicación personal del último momento, dominio y generosidad del líder que finalmente se sacrifica....en fin, demasiados clichés.
Lo peo, que todo se aclare de forma minuciosa en las explicaciones finales de los capítulos 25 y 26. La superación del apego de la protagonista a sus anteriores casos y compañero (Rob), el cinismo del detective Frank, la conversación con el padre de Lexie que nos explica el fuguismo innato de su hija y la visita a la casa de Abby...todo destinado a remachar lo que ya se había anunciado y explicado.
Consuelo.