lunes, 11 de marzo de 2013

Tres Noches


TRES NOCHES. AUSTIN WRIGHT

       “Todo se remonta a la carta que Edward, el primer marido de Susan Morrow, le envió a ésta en septiembre pasado. Había escrito un libro, una novela: “¿le gustaría leerla?”
       Así inicia Austin Wright lo que para mi es una de las novelas mas interesantes que he leído últimamente y que ha sido calificada por otros autores y críticos con epítetos como “obra maestra”, “escalofriante y muy hermosa” o “inteligente y apasionante”. Suscribo todos ellos.
       Ya el primer capítulo “ANTES”, aventura sin contar la historia, cual va a ser el resultado de la lectura del manuscrito por parte de Susan. Ella desde que recibe el libro de Edward se siente temerosa del replanteamiento que su lectura puede darle a su vida. Susan tiene miedo de iniciar la lectura del libro porque intuye que le hará pensar y que lo que piense sobre si misma y lo que han sido sus matrimonios le llevaría a concluir que no le gustaba. “Leía para dejar de pensar en si misma”.
       Cuando empezamos a leer el manuscrito de Edward “Animales nocturnos” desde el primer capítulo nos hacemos una idea de cómo es su protagonista Tony Hastings y podemos concluir que estamos ante una persona metódica y aburrida. Su mayor aventura es conducir toda la noche en el viaje en dirección a Cape Cod. No sabe reaccionar ante la situación imprevista, el ataque de que es objeto junto a su familia. Y se siente frustrado porque se da cuenta de esa ineptitud. Y una vez pasada la primera impresión vuelve a lo cotidiano, al orden que tenía antes de la desgracia para salir adelante.
       Desde esas primeras líneas aprecio un paralelismo entre la vida y la forma de ser de Susan Morrow y Tony Hastings. Son dos personas que se dejan llevar por otros mas fuertes que ellos.
       En el caso de Susan por su primer marido, Edward el escritor, a quien tolera todo tipo de extravagancias, hasta ella se sorprende “¿cómo pudo ceder tan sumisamente?” cuando él decidió marcharse a una cabaña a escribir. Y sigue en la misma actitud con su segundo marido, Arnold que la convence aún teniendo una aventura “de que este matrimonio…es lo suficientemente sólido para resistir cualquier atracción rival. No da para molestar a un consejero matrimonial”. Y cuando finaliza la lectura del libro y Arnold le ha planteado la posibilidad de cambiar de ciudad, aún a sabiendas dela insatisfacción que dicha situación le produce, termina aceptándola por seguir en su rutina, en su papel de “esposa de médico”.
       Tony Hastings se deja llevar por su esposa e hija, que en pocas pinceladas, sobre todo la segunda, aparecen como mas fuertes que él. Se deja llevar por los asesinos y se deja llevar por Bobby Andes.
       Me impresionan tremendamente dos puntos del libro: la descripción de la desolación que siente Tony al llegar a su casa vacía después de enterrar a su esposa e hija; “planificaba aquellos redescubrimientos de la ausencia de modo que se presentasen como una sucesión regular de sorpresas, para mantener constante el flujo de la pesadumbre”. Y los diálogos en la cabaña entre los asesinos, Ingrid, Susan, Tony y Bobby Andes. Son de una agilidad y dramatismo espectaculares.
       Por último, me parece especialmente interesante el dualismo justicia-venganza que se plantea a lo largo del libro. Cómo evoluciona Tony Hastings desde un primer momento en que expresa que “tuvo deseos de venganza. Eso lo molestó y se mordió el labio”. Hasta tratar de justificar la misma cuando ve que el sistema no funciona, comprende que legalmente no se va a hacer justicia, y empujado por Bobby Andes, cuando persiguen a Ray, acaba manifestando “da igual que haya matado a Lou Bates o que su detención sea ilegal, porque él mató a Laura y Helen y eso es irrebatible”.
       El final de los dos libros me parece desigual. Me desilusiona el de Animales Nocturnos, el final diría que absurdo de Tony; me sorprende y encanta el de Susan. En cualquier caso, ambos son un reflejo de la vuelta a lo cotidiano que siempre han ansiado ambos personajes.

Beatriz, Las Palmas de Gran Canaria, Abril de 2013