domingo, 27 de enero de 2013

Lo que el día debe a la noche

El motivo de proponer la lectura de este libro obedeció a la necesidad de acercar a los miembros del Club a su autor, Yasmina Khadra, seudónimo femenino bajo el cual se esconde su verdadero nombre, Mohamed Moulessehould, un exmilitar Argelino convertido en reconocido escritor. Hace ya unos años, cayó en mis manos otra obra de este escritor, “ Lo que esconden los lobos” , la cual versaba sobre un tema aún lamentablemente de actualidad, el integrismo Islámico, y que me impresionó, tanto por su belleza narrativa, como por la sensibilidad que se trasmitía con su lectura. Probablemente influenciado por su propia experiencia vital y su pasado como comandante del ejército, esta temática es recurrente en parte de su obra, por lo que en un principio pensé proponer “ El atentado” , pero dada la frecuencia de suicidios que impera en los últimos libros que se han leído en el Club, me incliné por “Lo que el día debe a la lo noche”, que al fin y al cabo es una historia de amor.
El autor nos sitúa en la Argelia rural, en la década de los 30, describiendo de forma magistral las condiciones extremas de vida en las que se haya la familia del personaje principal, Younes, el cual es el narrador de la historia. El autor consigue, sin necesidad de perderse en descripciones físicas, ni detalles que en principio pudiera pensarse esenciales, como los nombres de los padres del protagonista, situarte de lleno en la historia, e imaginarte a los personajes, teniendo un papel destacado la figura del padre, hombre habituado a la soledad, rudo y orgulloso, que emplea todas sus fuerzas en sacar adelante su cosecha, única forma de conservar sus tierras y dar sustento a su familia. De forma gráfica y trágica, se describe el derrumbe de los sueños del cabeza de familia y se nos describe el éxodo de la misma hacia la ciudad de Orán. Nuevamente el autor nos describe, con los ojos de un niño, la impresión que le causa la ciudad, de forma que no es necesario haberla visto para imaginártela. Surge magnífica Orán, la cual se nos presenta como una persona, refiriéndose a su color, la luz, los olores…desplegando toda su magnificencia pero también toda su crudeza, por los grandes contrastes existentes. La familia se asienta en un el gueto de Jenane Jato, donde el lector de nuevo puede sentir y sufrir con los personajes, las penurias de su existencia. Aparecen personajes tiernos, Badra, que alegra las tertulias del patio de vecinos con sus comentarios subidos de tono, la vidente Batoul que vaticina el destino de alguno de los personajes, la hermosa Hadda, Ouari el cazador silenciosos de pájaros y se nos muestra la esencia del personaje central, Younes, el cual ya en este momento y en lo sucesivo, aparece como un ser que no encuentra encaje en este ambiente marginal, por lo débil de su carácter. Issa, ya identificado con su nombre, sabedor de esta ausencia de futuro para su hijo, decide dejarlo al cuidado de su hermano, Mahi, dueño de una farmacia, perteneciente a una clase social medio alta y asentado en la parte occidental de la ciudad. Se trata de un personaje entrañable, intelectual de amplia cultura y mente abierta, nada convencional, casado con una ciudadana francesa Germaine, los cuales adoptan a younes, en adelante Jonás, como a el hijo que siempre anhelaron. Jonás sufre es arrancado de su familia y de sus orígenes. Sorprende la facilidad con la que asume sin trauma su nueva condición privilegiada, dejando atrás su pasado más inmediato, sin preocupación alguna a su familia, de la cual sólo volverá a tener noticias puntuales, en breves visitas que realiza a su madre y un encuentro accidental con su padre, el cual, perdido su orgullo y “su cara”, impotente de sacar a su familia de la pobreza acaba cayendo en la más absoluta degradación, en el alcoholismo y abandonando finalmente a su mujer e hija a su suerte. Jonás, sorprende por esta capacidad de olvido y una tibieza de carácter que se trasluce a lo largo de toda la novela. El propio Jonás dice “En alguna parte estaba escrito que tenía que partir siempre partir y dejar atrás parte de mí mismo”. También deja atrás Orán. Estalla la segunda guerra mundial y tras la detención de su tío y su posterior liberación de la que nunca se recuperará conduciéndole a periodos de locura, se trasladan a Río Salado. Allí Jonás, árabe, pero de rasgos físicos bellos y occidentales es aceptado por otros jóvenes del lugar, de orígenes y creencias dispares, Jean Cristophe Lamy de orígenes humildes, pero líder innato, Andre Sosa, Dedé, hijo de un terrateniente del lugar, Simón, el gracioso del grupo de físico poco agraciado y Fabrice, el intelectual. Se describe esta etapa como una explosión de juventud y la forja de lazos profundos de amistad, por encima de condiciones sociales y creencias religiosas. Nada de esto es obstáculo.” Cada mañana era una genialidad en sí misma, cada instante robado al tiempo nos entregaba una parte de eternidad” .Termina la guerra pero surgen los movimientos independentistas en Argel. Estas explosiones de violencia y represión no parecen afectar a la placidez de Río Salado ni a la amistad en apariencia inquebrantable surgida entre ellos. Disfrutan de la playa, viven sus primeras experiencias amorosas, sexuales (en el caso de Jonás con una mujer madura la Señora Cazenave, lo que traerá consecuencias imprevisibles), experiencias únicas como su visita al Orán ocupado por los americanos, o los prostíbulos de la capital. Un hecho perturba la unión del grupo de amigos. La llegada a Río Salado de Emilie, centro de deseo de todos ellos e hija de la Señora Cazenave. Pero Emilie a pesar de coquetear y dejarse querer por todos ellos oculta un profundo secreto. Está enamorada de Jonás y aunque el sentimiento es recíproco, la falta de decisión y valentía de Jonás, un sentimiento mal entendido de lealtad hacia sus amigos y una promesa a la madre de Emilie, la cual alega motivos religiosos pero con un trasfondo claro de rechazo a la condición de Árabe del protagonista harán que se trate de un amor imposible. Tanto la presencia de Emilie como el nacionalismo emergente, el levantamiento de los Árabes argelinos contra los Occidentales a los que consideran usurpadores de su patria inevitablemente quiebra la amistad y conlleva un final trágico para alguno de los personajes. El protagonista no deja de ser marginal, en el sentido de que trata de permanecer al margen, tanto desde el punto de vista emocional, rechazando el amor de Emilie sin que ningún motivo real hubiese para ello, asumiendo de forma determinista la imposibilidad de la realidad de su amor (“Cuando no vemos solución a nuestra desgracia, buscamos un culpable. Para mi la Señor Cazenave era la culpable de oficio. ¿Acaso no me había visto obligado a renunciar a Emilie por culpa de ese desliz sin futuro?) Como al margen de la realidad de los árabes ( Jelloul, el criado árabe de Dedé le dice” mira bien este inmundo agujero. Este es nuestro lugar en este País en el País de nuestros antepasados”. Da la espalda a la verdad de los tuyos “). Quizás lo más difícil de comprender para el lector esta falta de decisión del personaje para implicarse. Busca reiteradamente a Emilie pero es incapaz de mostrarle sus sentimientos, asumiendo con ello su infelicidad. Es conocedor de la realidad política y social de su País (“La cuenta atrás había comenzado y no quedaba nada recuperable, porque había que estar ciego para seguir caminando en la noche de las utopía, esperando un amanecer que ya se había levantado sobre otra era y que ellos se empeñaban en acechar donde ya no podía estar”) pero únicamente interviene cuando se ve forzado e incluso coaccionado a ello. Finaliza el libro. Hay un salto en el tiempo, y quizás el autor Precipita el final. Jonás, Younes se ha casado y ha tenido hijos, desconocemos con quien y si su mujer es árabe u Occidental. Desconocemos si ha sido feliz, pero sentimos que no, porque renunció a ello al renunciar a su amor por Emilie, la cual ha fallecido y finalmente y a pesar de las vicisitudes de la vida se produce el reencuentro entre los amigos supervivientes entre los cuales ha habido perdón.

Camino
Las Palmas de Gran Canaria 11 de marzo de 2013



1 comentario:

CLUB DE LECTURA MACONDO dijo...

Lo que el día debe a la noche
Yasmina Khadra

Agradezco a mí querida amiga Camino su propuesta y a los compañeros que, con sus votos, hicieron posible que pudiese leer esta deliciosa novela. Se trata de una obra fácil de leer, de un depurado estilo literario y donde se analiza, minuciosamente, la psicología de los personajes. A veces es suficiente una certera pincelada. Magnífica descripción de situaciones y lugares. La prosa nos traslada al lugar descrito, verlo y sentirlo. Me acerca a lugares, para mi, desconocidos. Oran, el barrio humilde y miserable de Janane-Jato, el colorido de Río Salado, Argel, etc.
Novela donde se dan cita, el amor, la amistad, la naturaleza humana y sus contradicciones, el odio, el radicalismo. Su fuerza inicial me atrapó y mantuvo mi interés siempre y el final me conmovió.
Se hace un recorrido vital de Younnes, desde su infancia –con nueve años- hasta su vejez.

Aportar uno de los pasajes más bellos.
“- supongo que estás al corriente. Mi madre me ha obligado. Quiere que me case con Simón. No entiendo cómo ha podido sacarme el consentimiento, pero nada está sellado. …Porque todo depende de ti, Younes. Estaba pálida. Había adelgazado, y no sabía donde poner sus ojos lechosos. Me agarró por las muñecas, me atrajo con fuerza hacia ella temblando de pies a cabeza. –Di que sí...-me dijo jadeando-, Di que si y lo anularé todo. El miedo la afeaba. Parecía recién salida de la cama tras una agotadora convalecencia. Su despeinado cabello despuntaba bajo el pañuelo. Los pómulos se le estremecían espasmódicamente y su mirada de agobio saltaba de mí a la calle... ¿De dónde vendría? Sus zapatos estaban blancos de polvo; su vestido olía a hoja de parra; su cuello chorreaba sudor. Debió de rodear el pueblo, cortar campo traviesa para llegar hasta mí sin levantar sospechas en el vecindario. – Di que sí, Younes. Di que me quieres como yo a ti, que cuento para ti como tú para mí, abrázame y permanece así hasta el final de los tiempos… Younes, eres el destino que quisiera vivir, el riesgo que quisiera correr, y estoy dispuesta a seguirte hasta el fin del mundo… Te quiero… Para mí no hay nadie más importante que tú… Por el amor de Dios, di que sí… No dije una palabra. Alelado, Aterido. Horriblemente enmudecido, -¿Por qué no dices nada?”
Vicente