jueves, 13 de diciembre de 2012

Los Demonios de Berlin



Argumento.
Berlín, 1945. Los soviéticos avanzan, imparables, por las calles llenas de escombros, la lucha es durísima en la ciudad y la derrota alemana, inminente. Arturo Andrade está en medio de ese caos. Su misión: hallar al asesino de Ewald von Kleist, un científico alemán, a quien encuentra muerto en la cancillería del Reich con un misterioso diagrama en los bolsillos. 

Comentario y reflexiones
A lectura de “Los Demonios de Berlín”, fue la recomendación de un amigo profesor de historia. Los elogios que oí sobre este libro, hicieron que lo propusiera para el grupo.
No me ha decepcionado.
“Los demonios de Berlín” es el tercer libro de una trilogía protagonizada por Arturo Andrade, aunque no se necesita haber leído las anteriores para sumergirse en la trama. La novela es el resultado de tres años de trabajo.

Arturo Andrade, soldado de la División Azul, narra uno de los episodios más siniestros de la historia contemporánea, en el Berlín de 1945, cuando los soviéticos invadían una ciudad derrotada y ponían el punto final a la segunda guerra mundial.

La novela contiene muchas historias diferentes dentro de ella. Me gustaría destacar varios aspectos.

-Me llama la atención el hecho de que un hombre como Arturo Andrade, permanezca durante todo el libro alejado de las ideologías que en el trascurso de esta historia se enfrentan: fascismo y comunismo. Este interesantísimo personaje tiene sus propias reglas para vivir: amistad (como la que mantenía con Manolete), amor (como el que sentía por Silke), compasión (como el que sentía por la abuela y la niña judía), supervivencia (como el que le hacía matar sin ensañamiento ni odio cuando tenía que vencer obstáculos en su camino, o la ida al banco para robar y obtener la información deseada). Era un hombre en una especie de jungla, donde lo importante era sobrevivir. No quería volver a España, en donde no se sentía cómodo abrazando al régimen franquista. Tampoco se casa con la ideología comunista. No aparece como un personaje bueno ni malo. Aparece como un hombre, que vive al límite y se adapta a sus circunstancias. El representa la potencialidad filosófica del ser humano. Cuando morir o vivir depende en gran parte de la suerte, la esencia del ser humano, lo importante, sale a flote.

-La realidad histórica y la novela se superponen sin infidelidades y con armonía, todo ello fruto del rigor documental. Se respetan, se ayudan a entender que fue lo que pasó. Se presentan relatos muy duros, como los referentes a los centros para el exterminio de disminuidos psíquicos, los lugares donde se construían bombas atómicas o las violaciones indiscriminadas de mujeres. Se describe desde mi punto de vista muy bien las ambientaciones, el Berlín destruido, la forma de sobrevivir de la población, los prostíbulos, y los últimos días de la cúpula nazi y de Hitler.

-Los personajes son muy interesantes, me han llamado mucho la atención:

- Silke representa para Arturo la esperanza, el hogar, la calidez del alma, el descanso del guerrero. Ella no tiene reparo en cambiar de opinión cuando recupera al marido, a pesar de su embarazo. Elige la inseguridad con amor, a la seguridad cómoda de Arturo al que no quiere pero necesita.

- Manolete, Ramiro, Saladino representan la amistad y el compañerismo.

- La madame del prostíbulo era una madre angustiada, impidiendo el sacrificio de su hijo retrasado. El fin justifica los medios

Por último me ha parecido una aportación muy interesante el que esta novela ofrezca una explicación de cómo fueron surgieron las ideas que llevaron al fascismo de Hitler sobre la primacía de la raza aria, desde finales del XIX y donde sociedades secretas, como la Thule, tuvieron un papel importante (pág. 161-168).

Inmaculada, 23 de enero de 2013







martes, 13 de noviembre de 2012

Vientos amargos

He de reconocer, que el libro me ha gustado mucho, es un libro duro, pero al mismo tiempo, me ha tenido enganchada durante su lectura, que no me llevo mas de cuatro días .


Vientos amargos, es un libro sobre la sinrazón, sobre la crueldad del ser humano, sobre el extremismo, sobre el egoísmo del ser humano, sobre la traición, a uno mismo y a los demás, la desesperanza, la opresión ideológica, la perdida de valores, el dolor físico, el dolor espiritual ,el fanatismo ideológico, la aniquilación de toda esperanza, la deducción del ser humano hasta su expresión mas mínima, hasta casi hacerlo desaparecer , pero paralelamente, subyace en todo momento la capacidad de supervivencia, el deseo de luchar para no perder la dignidad ,y la conciencia del autor, de que solo manteniéndose fiel a si mismo , y manteniendo la dignidad aun en las peores condiciones, lograría sobrevivir. La dureza de los juicios públicos, una suerte de Inquisición a las que se ven sometidos los “derechistas” o todo aquel que era considerado enemigo del régimen. El autor logra sobrevivir en medio de todo el sufrimiento, aniquilando toda esperanza en su interior, solo centrando su atención en el presente, logra evitar sufrir un dolor mayor, el de la frustración y el de la ausencia de perspectiva.

El libro recorre la trayectoria vital de Harry Wu, su vida acomodada durante la niñez y la adolescencia y su llegada a la Universidad lleno de ilusiones y planes de futuro personales y profesionales, truncados por el fanatismo y la histeria colectiva, hasta el descenso a los infiernos en los campos de trabajo, relatando de manera grafica la crueldad de las condiciones de vida de los presos, hasta hacer participe al lector de todo lo allí vivido. El lector puede empatizar con las situaciones que enfrenta, es capaz de sentir el dolor físico de los castigos, se describen las condiciones infrahumanas en las que vivían, la ausencia de condiciones mínimas de higiene, la podredumbre, el estado de las letrinas, de los dormitorios, y como estas situaciones hacen mella en los prisioneros, cada uno de los cuales, reacciona ante el dolor de manera distinta, algunos simplemente pierden la razón para aislarse de la realidad, otros, deciden buscar en el suicidio la libertad ansiada cuando la crudeza de la realidad les ha hecho insoportable seguir viviendo, otros simplemente deciden sobrevivir a cualquier precio, aunque eso implique traicionar, mentir o vender a un compañero cuya vida ponen en riesgo para salvar la suya propia a cambio de un trato de favor de los oficiales. Algunos, los menos, logran mantener un rasgo de humanidad, sin vender su alma.

Vientos amargos, es una muestra de lo peor y de lo mejor del ser humano, concentrado en un espacio y en un ambiente angustioso. Enfrenta a Wu a situaciones extremas, especialmente cruel, el pasaje en que su hermano le manifiesta que es la vergüenza de la familia, y que debe renunciar a ella ,acusándole de la muerte de su madrastra o cuando tras años de encierro regresa a casa, y su hermana sale corriendo a la policía a reportar que su hermano había regresado .

La traición, desgarra el corazón siempre, pero cuando procede de la familia, este dolor queda en el alma. Wu Hongda, logra pese a todo ello, seguir adelante, y lograr entender sin juzgar, la razón del comportamiento de su familia.

La ausencia de odio en su corazón, la ausencia de voluntad de venganza, es lo que le hace salir adelante y lograr recuperar su futuro

En medio de la espiral de crueldad, cuando parece que todo en el ser humano esta perdido, aparecen pequeños gestos, como el reconocimiento por parte de su amigo Wang, años después, de la autoría del robo de los 25 yuanes que habían sido la causa de todo el padecimiento del protagonista, con la intención de que esto ayude a limpiar su imagen -.

Wu Hongda, logra mantenerse fiel a si mismo y fiel a su familia pese a todo, como demuestra cuando es capaz de leer el homenaje a su padre en el día de su funeral pese a la cobardía de su hermano quien aun le reprocha el dolor causado a la familia.

No debemos pensar que estas situaciones son ajenas a la realidad de nuestros días, donde aun siguen existiendo linchamientos públicos, morales o físicos, a todos los niveles, injusticias, opresión, cerrazón política, cerrazón de mente , de pensamiento y esto esta mas cerca de nosotros de lo que pensamos , y lo vemos a diario .

El ser humano es capaz de las peores atrocidades, pero también es capaz de lo mejor y pese a que todos afirmamos conocernos bien a nosotros mismos, solo cuando nos enfrentamos a situaciones extremas, seremos capaz de saber que es lo que de verdad encierra nuestra corazón o nuestra alma, miseria o grandeza

12 de Diciembre de 2012 Carolina Barrios

Nemesis


Cuando propuse la lectura, entre otros, de este libro de Philip Roth lo hice coincidiendo casi con la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Sabíamos desde algunos meses atrás que el autor norteamericano era la persona galardonada este año con el Príncipe de Asturias de las Letras, y esa fue una de las razones que me llevaron a incluir una de sus obras en la terna de libros para que ustedes eligieran.


Tampoco dudé mucho a la hora de optar por la obra. "Némesis" era la última novela editada, iba a ser fácil de encontrar en las librerías, tenía una extensión óptima (en torno a las 200 páginas) para que todos pudiéramos llegar al día "D" (este martes y 13 que lamento no poder compartir con ustedes) con ella leída, y la mayoría de las referencias críticas que encontré eran muy favorables.

Tras una década de intensa producción (con 16 títulos publicados entre 2002 y 2010), en la que algunos quisieron ver cierta desmesura, la crítica era casi unánime al señalar que con "Némesis" volvía "el mejor Roth" de todos los tiempos, el narrador ágil e intuitivo que entronca con la tradición de escritores como Saul Bellow (del que se confiesa discípulo y amigo), Hemingway o Truman Capote, máximo exponente de lo que se dio en llamar "Nuevo Periodismo" y que, más que periodismo, es auténtica literatura, una narrativa audaz y descarnada que se basa en hechos reales, a veces duros y sangrientos ("A sangre fría", de Truman Capote, es el ejemplo que se maneja en las Facultades de Periodismo), que a la vez destila enormes dosis de poesía.

En esa tradición literaria se encuadra la trama de "Némesis", en la que Roth decide volver al Newark de su infancia (al barrio judío de Weequahic), donde a mediados de los 40 se extiende una gravísima epidemia de poliomelitis, que no sólo afecta a miles de niños y jóvenes en todo el país, sino que incluso le cuesta la vida al mismísimo presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt.

Roth escribe siempre de lo que conoce. Newark es escenario de una gran parte de sus novelas. La mayoría de las veces ha sido testigo directo o indirecto de los hechos que inspiran o ambientan sus obras. Nacido en 1933, Roth era un adolescente de 11 o 12 años cuando se produjo la epidemia que centra la trama de la novela, y podría haberse valido exclusivamente de sus recuerdos y su creatividad para escribirla. Sin embargo -y según él mismo declaró en las entrevistas que se le hicieron a raíz de la publicación de "Némesis"- para documentarse localizó y habló con personas que fueron víctimas de la polio 65 años atrás. Ni da puntada sin hilo, ni deja cabo suelto alguno.

En la carta que escribió para la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, Philip Roth expresaba su perplejidad por el hecho de que su obra pudiera interesar más allá de los Estados Unidos: "Soy un escritor estadounidense. La historia de los Estados Unidos, las vidas estadounidenses, la sociedad estadounidense, los dilemas estadounidenses (...) constituyen mi temática. (...) Si me detengo a pensar en mi público, el público en el que pienso es un público estadounidense". "Por lo tanto", añadía, "me ha dejado realmente sorprendido enterarme de que el público español también se ha fijado en mi...", Y terminaba exclamando "¡Mira", puedo decir ahora, "hay algún lugar donde he conseguido hacerme comprender".

Al margen de lo injusto que resulta este último comentario, pues no en vano Roth ha sido merecedor de los Premios Pulitzer, Faulkner, Hemingway o Nabokov y del National Book Award (en dos ocasiones), entre otros galardones obtenidos en su propio país, es evidente que el contenido de su obra va más allá de la simple descripción periodística, o de la crónica novelada, y por eso traspasa fronteras y merece el reconocimiento de un jurado internacional como el del Príncipe de Asturias, que destaca, entre otros aspectos, "su compleja visión de la realidad contemporánea".

Irreverente, crudo y mordaz, parece lógico que no goce del favor de toda la sociedad norteamericana, donde algunos lo acusan de antisemita y grupos feministas lo han llegado a tachar de misógino flagrante, como tampoco gozará de la simpatía de todos los lectores españoles o de cualquier otra parte del mundo. Santiago Roncagliolo decía hace un par de semanas en el suplemento dominical de El País que Roth es un escritor para hombres y que "nadie entiende a los hombres como él". "En un mercado lleno de best-sellers para mujeres", señalaba, "Phillip Roth escribe sobre hombres y de la relación de esos hombres con sus cuerpos. (...) A sus fanáticos no siempre nos seducen sus proclamas sobre antisemitas o americanos, pero todos somos sensibles a su retrato de la fragilidad de la hombría". Dada la composición mayoritariamente femenina de nuestro club, me ha parecido interesante traer a colación esta cita de Roncagliolo para intentar suscitar el debate. Particularmente, no creo que Roncagliolo esté pensando en "Némesis" cuando se expresa de esta manera. Con todas las reservas y objeciones que se quiera hacer, considero que estamos ante una obra de contenido casi "universal", que puede interesar lo mismo a hombres que a mujeres, a judíos que a cristianos o musulmanes y a europeos que a americanos o asiáticos. Todos, absolutamente todos, pueden verse inmersos en un dilema de dimensiones dramáticas semejante al que sufre el protagonista, Bucky Cantor, cuando el deseo de felicidad y de alcanzar una vida plena colisionan con un exacerbado sentido de la responsabilidad y un ineludible sentimiento de culpa que acaban por frustrar los anhelados proyectos de vida del protagonista.

Es inevitable que el lector se introduzca en la piel de Cantor y se plantee los mismos interrogantes que le atormentan desde el instante en que su novia le plantea que abandone Weequahic y acepte la oferta de trabajar como monitor en Indian Hill, el campamento de las Montañas Pocono. La verosimilitud de la historia, con un claro trasfondo histórico, y la maestría de Roth para colocarnos en el lugar de sus personajes propician la ineludible interpelación al lector sobre hechos tan trascendentales como el sentido que tiene la existencia de un Dios insensible e injusto. Hay quien ha visto en la obra cierta similitud con "La Peste" de Camus, donde subyace la presencia de un "Dios impotente". Frente a uno u otro Dios, el protagonista (más que el autor) se decanta por una suerte de "diosa justiciera", la griega Némesis, que le permite autoinflingirse todo el castigo del que se considera merecedor.

Hay en el libro pasajes o menciones que me resultan realmente estremecedores, como cuando describe el entierro de uno de los primeros niños fallecidos a causa de la polio: "Era imposible creer que Alan yaciera dentro de aquella caja de pino sencilla y de color claro por el mero hecho de haber contraído una enfermedad de verano. La caja de la que no puedes escaparte. La caja en la que un niño de doce años tenía doce años para siempre".

Refiriéndose a la trágica epidemia en relación con la Guerra Mundial, en la que el protagonista no pudo combatir, se dice que "aquella era también una guerra de verdad, una guerra de matanza, ruina, desolación y perdición, una guerra con los estragos de la guerra: una guerra contra los niños de Newark".

Mención especial merece el narrador de la historia, que sólo se desvela en el último acto o capítulo de la novela, y que resulta tremendamente útil en la construcción narrativa. Arnold Mesnikoff, uno de los chicos afectados por la epidemia de polio de 1944 que se encuentra con su monitor muchos años más tarde, es el que nos permite (o le permite al autor) profundizar en los sentimientos del protagonista, buscando una explicación a su comportamiento. Es "una persona abrumada por un sentido del deber exacerbado, pero dotada de una mente poco poderosa", nos dice. "La única manera de salvar un resto de su honor era negarse a sí mismo todo lo que siempre había deseado", nos dice también para intentar explicar ese exacerbado sentido del honor y la dignidad que lo lleva a sacrificar su propia felicidad. "...aquéllo", concluye en su afán por encontrar una lógica o una explicación al comportamiento de Cantor, "no era más que un estúpido orgullo desmedido, no el orgullo de la voluntad o el deseo, sino el orgullo desmedido de la interpretación religiosa fantástica, infantil ".

Y es este personaje, Arnold, el que que en medio de la negación absoluta del protagonista, nos ofrece, si cabe, una visión mínimamente esperanzada: "Descubrí que en Weequahic, en el verano de 1944, había vivido una tragedia social que no tenía por qué ser una tragedia personal durante toda la vida...". Finalmente, intentará sacudir la conciencia de Bucky y redimirlo de la culpa que lo ha acompañado durante tantos años, Así, le dice: "...Usted no fue el responsable. (...) Fue una víctima en la misma medida que cualquiera de nosotros", o "Usted no es el ser maligno de los indios. Tampoco fue la flecha, maldita sea, no fue el portador de la parálisis y de la muerte", y finalmente le exige: "No sea su peor enemigo. Ya hay suficiente crueldad en el mundo tal y como están las cosas. No las empeore convirtiéndose en su chivo expiatorio".

No obstante, la reflexión final del narrador, el Arnold Mesnikoff que parece surgir para redimir al monitor de todos sus viejos fantasmas, nos vuelve a sumir en la mayor de las desesperanzas cuando, en alusión a la postura que éste ha mantenido durante años, nos reconoce que "Tal vez sus afirmaciones no fuesen exageradas y no hubiera llegado a una conclusión errónea: tal vez sí fue la flecha invisible".

La obra no puede ser más pesimista en su conjunto; pero no cabe duda de que es una "pequeña gran obra de arte", la última con las que nos va a obsequiar este autor, según hemos podido saber esta semana por boca de sus editores. El novelista de Newark ha dicho a una revista francesa ("Les in rocks") que está cansado, que no quiere leer ni escribir más y que "Némesis" ha sido su último libro. El último libro de cualquier autor siempre tiene un valor especial, pero más si se trata de alguien con una producción tan vasta como la de Phillip Roth.Me alegro mucho de que ustedes eligieran este libro, después de haberlo propuesto, y les animo a que no sea el único ni el último que lean.

Aunque no tiene tan buenas críticas, a mí me gustó mucho "Elegía", que fue el primero de la serie de sus cuatro últimas novelas cortas. Y creo que son también muy recomendables "Pastoral americana", con la que obtuvo el Pullitzer, "Me casé con un comunista" y "La mancha humana".

Espero que mis comentarios les sean de utilidad para el encuentro del martes 13 de noviembre, y les pido disculpas por no haber podido acudir a la comida. Tenía billete para viajar a Madrid el 14; pero lo adelanté un día por miedo a quedarme en tierra por la huelga.

Un abrazo y hasta la reunión de diciembre:

Laureano Pérez

Las Palmas de Gran Canaria, 12 de noviembre de 2012

jueves, 26 de julio de 2012

El Mapa y el territorio

“EL MAPA ES MÁS INTERESANTE QUE EL TERRITORIO” con esta especie de eslogan nuestro protagonista, Jed Martin, nos da la bienvenida a su primera exposición...Entendiendo el territorio como aquello, tangible e intangible, que nos rodea y el mapa como una codificación personal de esta realidad, como un acto personal y objetivo, de filtrado y categorización, como una forma de mirar, de estar y de ser... resulta obvio que el mapa es más interesante que el territorio.


Y es con esta premisa con la que Michel Houellebecq nos presenta su libro. Alternando la novela y el ensayo, “mapea” la realidad y la sociedad contemporánea y, si bien se podría pensar que se centra en el mundo del arte, éste es sólo un pretexto para mostrarnos lo que le gusta y lo que no, sobre todo lo que no, de una forma descarnada, del mundo en esta época “extraña” y convulsa que estamos viviendo... del fin del capitalismo tal y como lo entendemos? Es esta contemporaneidad temática, lo primero que llama la atención y lo que facilita su lectura, ya que al margen de estar de acuerdo o no, el libro es de una actualidad enorme.

A pesar de la crudeza del texto, hay grandes dosis de ironía y sutileza, que suavizan, o por lo menos, hacen más agradable y amena la lectura. Así nos encontramos con Jed Martin, sin madre desde pequeño y con un padre que lo mete interno: “...era un buen padre, sus amigos y subordinados consideraban que lo era; hace falta mucho valor siendo viudo para criar sólo a un hijo...” El personaje principal desarrolla una aparente neutralidad ante la vida y las relaciones humanas que entra en conflicto con su profesión, a priori crítica: ar-tis-ta!, ya que él se define “ante todo, como telespectador!” y “Recordó lo que sabía desde siempre y que Marylin le había repetido claramente unos días antes: siempre estaba mejor callado”. Es, quizás, esta contradicción, lo que le convierte en un “súper-star” del mundo del arte, ámbito este, casi siempre incomprensible para los ajenos a él.

Paralelamente a su ascenso meteórico dentro del arte, y durante las dos primeras partes, también nos encontramos con multitud de “hitos y señales” dentro de este (libro) mapa de la sociedad actual: la nostalgia por lo artesano, por la vieja usanza “Jed experimentó una oscura decepción humana ante la idea de que aquel hombre dejase la fontanería, artesanado noble, para alquilar motores ruidosos y estúpidos a pequeños petimetres...”, el hombre frente a las líneas de producción “...lo que define al hombre occidental, es el puesto que ocupa en el proceso de producción y no en su estatuto de reproductor...” , la pérdida de fe en las relaciones humanas: su padre, Geneviève, Olga… y en el ser humano en general ”al principio estudié geografía. Luego me bifurqué hacia la geografía humana. Y ahora me dedico a lo humano a secas. Bueno, si a esto se le puede llamar humano”, la pérdida de prestigio del transporte aéreo, las prácticas fascistas de las compañías, los restaurantes de moda, los cerdos capaces de sumar (y algunos de restar), las reseñas artísticas, la frustración ante el paso del tiempo “tuvimos que empezar a trabajar, los demás también, y la vida se volvió mucho menos divertida” , la búsqueda infructuosa de la felicidad, lo específico y lo concreto frente a lo general (ya no tenemos un coche sino un Mercedes clase S, o un Audi Allroad A6, la cámara de fotos se convierte en una Samsung ZRT-AV2 que compró en la Fnac, los óleos Mussini de la casa Schmincke, el papel Hahnemuhle Canvas Fine Art, los Dunhill, los Gitanes, el autor de “las partículas elementales” , la autopista A20, el mapa Michelín escala 1/150.000 de la Creuse, Haute-Vienne...) el productor “icono” frente al producto, (Gates, Jobs, Hirst, Koons...) la imagen perdida de la Francia galante que a los extranjeros desilusiona, las aguas noruegas, el exceso de información en las ciudades, la carencia de esta en los pueblos, los productos flipantes de Corea, la postura de sumisión que agrada a los gestores culturales y en general a cualquiera, los entierros malgaches…

Mención aparte merece la propia inclusión del autor como personaje del libro, que junto con Jed, su padre y la caldera, son los únicos personajes que aparecen durante todo el libro. Un Michel Houellebecq que se presenta a sí mismo y ya desde antes de la primera parte del libro como “un buen autor. Es agradable de leer, y tiene una visión de la sociedad bastante acertada” que no duda en ironizar sobre lo que se escribe de él: “Era público y notorio que Houellebecq era un solitario con fuertes tendencias misantrópicas y que apenas le dirigía la palabra a su perro” o “voy a Tailandia...es la temporada turística muerta, los burdeles trabajan a medio gas pero de todos modos están abiertos y a mí me va eso, me conviene, las prestaciones siguen siendo excelentes o muy buenas” , que se representa dentro del mejor, y más cotizado, cuadro del protagonista de la novela y que sirve de argumento principal para la tercera parte del libro, ya que decide “asesinarse”, afirmar mediante Jed que “el mundo es mediocre, y el que ha cometido este crimen ha aumentado la mediocridad del mundo” y enterrarse con un grabado de la cinta de Moebius, representación gráfica del infinito.

Al margen de la novela negra que supone el asesinato del autor del libro, este mismo no deja el estilo irónico y crítico con aquello que narra en este nuevo género: Un detective que no soporta las escenas del crimen, la losa que supone tener un animal doméstico que sustituye a un hijo, el pragmatismo de las funerarias con los ataudes pequeños, el dinero y el sexo como móviles criminales habituales y la frustración de Jasselin por lo poco original de estos, la eutanasia que contamina lagos y no favorece a la trucha roja autóctona, “el valor comercial del sufrimiento y la muerte había llegado a superar al del placer y el sexo”, la imposibilidad de un buen trabajo policial sin café ni alcohol de calidad...

Un final extraño, en el que se soluciona el crimen por casualidad, donde Jed descubre que “su padre nunca había cejado en su empeño de construir casas para golondrinas” donde desea ser útil a la investigación y desde que es rico más (¿signos de optimismo?), y donde nos deja un legado artístico, si bien extraño, con muchísima fuerza poética...

A pesar de lo denso y complejo, de lo ambicioso de los temas tratados, se trata de un libro fácil de leer y muy recomendable, que no deja al lector indiferente...un mapa muy personal dentro de un territorio complicado...


Un saludo y nada más, ya que “de lo que no puedo hablar tengo la obligación de callarme”


Santi, 19 de septiembre de 2012

Bajo los vientos de Neptuno

Bajo los vientos de Neptuno
Fred Vargas

Me encontré con Fred Vargas, como con otros autores, por pura casualidad y enseguida me enganchó. Fred Vargas es el pseudónimo de Fréderique Audoin, una investigadora arque zoóloga que quiso escribir una novela por diversión y que, en aquél momento, estaba trabajando para el CNRS(Centro Nacional de Investigación Científica) y quería llevarlo en secreto. Así que, como la pintora Jo Vargas (hermana gemela de la autora) había adoptado ese alias como homenaje a María Vargas, personaje que interpreta Ava Gardner en la Condesa descalza, ella decidió apellidarse igual que su hermana. Ella se declara admiradora de Agatha Christie y, en cierto sentido, su prodigiosa inventiva se le podría equiparar al igual que la repetición de personajes en sus novelas.

La novela comienza cuando Jean-Baptiste Adamsberg, comisario de policía asentado en París, junto con varios miembros de su equipo, se ven en la obligación de realizar un viaje hacia Quebec, con el fin de aprender los métodos de obtención y análisis de muestras de ADN. Antes de partir se despierta un viejo caso, que él tenía por olvidado, y éste le sigue hasta Canadá...

Vargas se aprovecha del lenguaje para que el lector se sumerja y experimente, de primera mano, el ser extranjero o turista en otro país, utilizando expresiones y localismos que, divierten al personaje y al lector también. Esto crea un ambiente de proximidad. La descripción de los paisajes es bastante concisa del tal manera que el lector se transporta y se sitúa con facilidad. Así mismo, no detalla fechas concretas, pero sí hace al lector intuir una estación, invierno.

En la novela se mezcla lo personal con lo profesional y en ocasiones lo visceral con lo lógico consiguiendo un resultado que, no puede negarse, por lo menos es original. Así mismo la trama, aunque esté bien narrada, se hace obvia al lector por momentos, pero esa obviedad no impide que la escritora lo sorprenda haciendo al lector sospechar, culpar e indultar con una facilidad pasmosa y , en ese sentido, creo que es exactamente lo que Fred Vargas pretende conseguir.

El personaje principal de Fred Vargas es Adamsberg, comisario de policía intuitivo, carismático y sin verdadero método de investigación, lo que permite a la autora llevarte por los más inverosímiles derroteros. Su complemento, su “Doctor Watson”, es el inspector Adrien Danglard, compañero de Adamsberg, metódico, de saber enciclopédico y con un pequeño problemilla con el alcohol. Éstos dos personajes principales se van uniendo a una serie de personajes que, no podríamos decir que sean secundarios, ya que la autora los dota de una importancia propia y todos ellos enriquecen la novela: las ancianitas Clémentine y Josette o la impresionante teniente Retancourt, capaz de desaparecer a pesar de pesar más de cien kilos…

Se trata de una novela bien escrita, que te transporta sin grandes descripciones hacia las calles de París o hacia la helada Quebec. Que te deja la sensación de querer más y que, por lo menos a mí, no me cansa.

Una novela clásica policíaca de fácil lectura y con grandes broches de genialidad.

¿Quién no ha sentido alguna vez el pinchazo de algo que se te escapa?,¿quién no ha tenido alguna vez alguna obsesión fetiche?, “¿quién no ha volado alguna vez bajo los vientos de Neptuno?”

Un saludo al club,

Sandra, 24 de jul. de 12


Fred Vargas http://es.wikipedia.org/wiki/Fred_Vargas

domingo, 27 de mayo de 2012

Ella que todo lo tuvo


Ángela Becerra nació en Cali (Colombia), donde estudió Comunicación. Durante veinte años se dedicó a la creación publicitaria, y obtuvo numeroso premios internacionales. En el año 2000 y siendo vicepresidenta creativa de una de las agencias más relevantes de España, abandonó su exitosa carrera para dedicarse por entero a su pasión más profunda: la literatura. Su primera obra publicada fue Alma abierta (2001), un bello poemario que aborda los conflictos del ser humano en la madurez. De los amores negados (2003), su primera novela publicada, obtuvo el Latin Literary Award 2004 de la prestigiosa Feria del Libro de Chicago, y una calurosa acogida de la crítica y de los lectores de España y Latinoamérica. El penúltimo sueño (2005) la consagró como gran novelista. Con ella obtuvo el Premio Azorín de Novela 2005, el Premio al Mejor Libro Colombiano de Ficción 2005 y de nuevo el Latin Literary Award 2006. En 2007, Lo que le falta al tiempo también fue reconocida con el Latin Literary Award como mejor novela en las categorías de misterio y de sentimientos. Actualmente su obra está siendo traducida a una veintena de idiomas. Es columnista habitual del diario ADN. Ángela Becerra vive en Barcelona, donde está escribiendo su próxima novela.


domingo, 22 de abril de 2012

Un Ángel impuro


Un Angel Impuro es un libro fácil y ameno de leer. La lectura resulta fluida y cómoda, sin que las estructuras gramaticales o el abuso de figuras literarias impidan el avance de la comprensión de la historia.

Un Angel Impuro se enmarca dentro de la serie que Mankell dedica a Africa. Concretamente es en Mozambique donde tiene fijada su residencia y que comparte con su Suecia natal. El registro por lo tanto es totalmente diferente a su novela negra. Yo he leído tanto alguno de sus libros de novela negra como de su serie de Africa. Sin duda, los primeros son mas complejos y elaborados, con personajes mucho mas elaborados y quizás donde la lectura no es tan fácil como en los de la serie de Africa.
Como con otros títulos de su serie africana, Mankell intenta poner de manifiesto la opresión que ha sufrido y sigue sufriendo como en "Tea Bag" el negro frente al blanco. Queda esto totalmente reflejado en el libro. Son los blancos los que viven con las mejores condiciones y tienen todos sus sirvientes negros por supuesto que aceptan esa situación ( solo existe un conato de revolución). Las negras son las únicas prostitutas, cuando Hanna la protagonista tiene un trato para ser la prostituta de alguien, finalmente no llega a mantener es relación. Los negros ven normal la situación a la que se ven sometidos, viviendo sus vidas y manteniendo sus tradiciones fuera del mundo de los blancos.
Hanna es la protagonista de la historia. Hanna es una chica hija de una familia muy pobre de un pueblo de Suecia donde la vida es muy dura. Tan dura que su madre se ve en la obligación de echarla de su casa para poder garantizar la supervivencia de sus hermanos.
Me ha gustado como Mankell ha descrito la vida en los duros inviernos suecos y ademas las duras circunstancias de vida del país a principios del siglo XX. Me ha conseguido transmitir las sensaciones de oscuridad, de frío y de miedo a lo desconocido por una muchacha totalmente inocente del mundo exterior a su pequeño pueblo. Sin embargo a lo largo del paso del tiempo, que no necesariamente es el paso de muchos años, Mankell consigue hacer crecer a Hanna.
En efecto desde que Hanna abandona Suecia hasta que se marcha de Lorenzo Marques ( actual Maputo) no pasan muchos meses. Sin embargo esa chica que bien podría se el ángel, por su inocencia, es también impura porque pasa a ser la dueña de un burdel. Esta claro que la connotación de los burdeles siempre ha sido de impureza ademas de ser uno de los negocios que a los ojos de la sociedad son denigrantes, sucios y no queridos, pero que como queda reflejado en el libro siguen siendo de lo mas rentable y lucrativo. Y es ahí donde pudiera estar la impureza de Hanna, el ángel.
Y al hilo de lo anterior, creo que el libro es una continua sucesión de contrarios, ya desde el propio titulo: ángel/impuro, blancos/negros, mentira/verdad, Suecia/Mozambique...
Si hubiera que dar un adjetivo calificativo a la narración para mi seria el de onírica. Es cierto que Mankell dice partir de un dato y hecho cierto que es el haber encontrado un diario de una sueca que llego a ser la gerente de un burdel. Pero a partir de ahí, si bien la historia es totalmente creíble en su parte sueca, va conduciéndose poco a poco a terrenos menos creíbles a medida que nos vamos acercando a la realidad africana. En esta realidad aparecen personajes oníricos, sin duda el mono Carlos elevado a la categoría de persona, o el hermano del señor Vaz, o las realidades mágicas de la cultura africana, o la aparición ya al final del libro y siempre misteriosa de Moises.
El libro también, habla de miedo, y de soledad. La soledad en la que siempre se encuentra Hanna a pesar de haberse casado dos veces. De pasión, si bien solo al final del libro cuando Hanna desea a Moises, o de amor. El amor que Hanna sintió por el marinero con el que se caso la primera vez cuya presencia ha aparecido en el libro en diversas ocasiones.
Sin embargo, la mayor critica negativa a la historia, para mi es la historia de Isabel. No entiendo porque se introduce esa cruzada de Hanna para la salvación de la misma, cuando en realidad el único contacto que tuvo con Isabel fue cuando la vio en la casa del señor Pimente. Creo que es una historia dentro de la historia que no encaja del todo con el hilo conductor principal. De igual forma tampoco me ha gustado como resuelve el autor el final del libro.
En resumen: Un Angel Impuro, no es el mejor libro de Mankell, pero ha conseguido recrear una historia ambientada en dos países muy diferentes, con caracteres muy distintos, consiguiendo que nos traslademos a los mismos en una lectura amena que consigue evadirte de tu cotidianidad para introducirte en un mundo con tinte oníricos.

Teseida García, 27 de mayo de 2012

jueves, 5 de abril de 2012

Rosa Candida


Rosa Cándida
Rosa Cándida, es un viaje en busca de una rosaleda en un monasterio y a la vez una búsqueda interior del personaje principal, Lobbi, que se va enfrentando a diversas cuestiones cotidianas como el amor, el propio cuerpo, la muerte y la paternidad. Se trata de un personaje fuera de los arquetipos masculinos que presenta rasgos de sensibilidad, que incluso para los suyos son poco corrientes. En ese viaje de Lobbi está omnipresente la madre que acaba de fallecer cuando el personaje inicia su viaje y que le acompaña tanto en su pensamiento como físicamente a través de unas rosas que pretende plantar en la rosaleda del monasterio a la que se dirige. De lectura fácil y escritura sencilla, cargada de emoción que va en aumento a medida que Lobbi empieza a conocerse, y sobre todo con la aparición de su hija por la que siente un enorme amor.
Beatriz, 18 de abril de 2012











sábado, 3 de marzo de 2012

La Lluvia antes de caer. Jonathan Coe


"La lluvia antes de caer" de Jonathan Coe es una novela organizada por una idea de composición, una historia de una madre y sus hijas que escuchan cintas gravadas de la tia Rosamond. Ella las gravó durante sus últimos meses de vida acerca de veinte fotos de su pasado. Este corsé rígido de estructura era típico de muchos autores del siglo diecinueve, les daba seguridad a ellos y a la vez a los lectores ante contenidos inquietantes o desagradables. Jonathan Coe sabe utilizar este principio de composición con mucha destreza.Desconozco sus otras obras, pero en la contraportada de nuestra edición se dice que él es famoso por sus "divertidas, espléndidas sátiras", y esta novela es absolutamente lo contrario. Aquí habla de desengaño, desesperación, desilusión, destrucción, todo envuelto en un manto de tristeza y melancolía. Es posible que el autor necesitara la armadura de planificación con una trama principal de veinte partes envuelta en una historia exterior para protegerse, para no perderse, pero también es un método fino para poder resumir una vida entera, la de Rosamond, en sus momentos claves.Rosamond pierde todo, a Rebecca, el gran amor de su vida, a Thea, la hija de Beatrix, por la que alberga sentimientos maternos, a Imogen que solo ve esporádicamente y contra la voluntad de su familia adoptiva y finalmente a su compañera Ruth. Ella misma nunca es la causante de estos sucesos, los padece.El climax de su vida, la felicidad mas grande, vive en los dos años junto a Rebecca y con Thea. Cuando están juntos en la playa Thea dice que su lluvia favorita es "la lluvia antes de caer" y explica que es así, porque esta lluvia no existe. Luego, más tarde, Rebecca lo aplica a su situación, la vida que llevan juntas. Dice, "No es de verdad" y después de esta frase el autor solo necesita una página y media para contar como Thea y Rebecca se van de allí, y para llegar a la conclusión de Rosamond, "Así me quedé completamente sola.""La lluvia antes de caer" no solo es el título de la novela, pero también su leitmotiv, el hilo conductor que atraviesa toda la historia, como en las novelas del siglo diecinueve, de las que hablé antes. La vida lleva a Rosamond de fracaso a fracaso, su relación con Beatrix, con Thea, con Rebecca, con Imogen, todas están destinadas a fracasar y a llevarle a la soledad absoluta.
Lo que le queda es gravar las cintas para que las escuchara Imogen. Cuando el lector se entera que esta esperanza también es "lluvia antes de caer", que Imogen está muerta y todo el esfuerzo de Rosamond es en vano, le llega un sentimiento de tristeza melancólica. La sobrina Gill que vive este sentimiento al oir del accidente de Imogen por Thea piensa por un momento que todo esto debe de tener algún significado, un mensaje escondido, pero este pensamiento se evapora ante los problemas de su hija Catherine que llamó por teléfono.Como siempre, al final queda la pregunta de cuales son las intenciones del autor con esta novela. Se pueden reconocer dos temas principales. El primero: La maldad de la madre de Beatrix, que se traspasa a la hija y de ella a la próxima generación, a Thea, que por un ataque de furia causa la ceguera de su hija Imogen. La causa de esta tragedia es la influencia negativa de los padres, y su entorno en los hijos. Cuando Thea está los dos años con Rosamond y Rebecca, es una niña buena y feliz. El cambio comienza con el retorno a la casa de su madre Beatrix. El segundo tema: La vida de una mujer lesbiana y sus problemas. Rosamond confiesa que las tres semanas de vacaciones en Francia con Rebecca y Thea fueron las más felices de su vida. Allí casi formaban una familia. Más tarde intenta sustituir Thea por su hija Imogen, pero fracasa también. Al final se queda sola, gravando en cintas, las lecciones que le había dado la vida, para que Imogen, de la que no sabia nada desde hace muchos años, supiera la historia de su familia y aprendiera a vivir mejor.Jonathan Coe no da soluciones a los problemas que describe, con ello nos hace meditar sobre la novela.

Stefan 4 de abril de 2012 20:18